lunes, 22 de marzo de 2010

LEY DE RENDICION (Por Dall Millman)

EL ABRAZO A UNA VOLUNTAD SUPERIORRendirse significa aceptar por completo este momento, este cuerpo, y esta vida.Rendirse implica apartarse a uno mismo de su propio camino y vivir de acuerdo con una voluntad Superior,expresada como la sabiduría del corazón.Mucho más allá que una aceptación pasiva, la rendición utiliza cada reto como un escalón hacia el crecimiento Espiritual y la expansión de la conciencia.Algunos creen que aguantar es lo que hace a uno fuerte; algunas veces es dejar ir.Silvia RobinsonLa mañana se convirtió en la tarde. Un golpe de viento agitó las ramas por encima de nuestras cabezas, cayendo una única hoja que fue al suelo cerca de un riachuelo. Gesticulando hacia el agua que corría, la santa preguntó, "¿Te has dado cuenta, viajero, que el agua fluye, es suave pero poderosa? Cede, con fuerza, flexibilidad, se rinde a la gravedad sin oponer resistencia, adaptándose a la forma de cualquier contenedor. El agua manifiesta la respuesta más inteligente y poderosa que uno pueda hacer ante cualquier circunstancia.""¿Y qué respuesta es esa?""La rendición," dijo ella."No lo entiendo," dije. "Fui enseñado a luchar por mis creencias – a nunca abandonar.""A pesar de que la Ley de la Rendición significa aceptar cualquier cosa que ocurra en tu vida, no significa una tolerancia pasiva por lo que no te gusta, o ignorar la injusticia, o permitir ser una víctima o ser controlado. La verdadera rendición es activa, positiva, asertiva – un empeño creativo para aprovechar tu situación, con una apreciación espiritual.""No puedo pretender que aprecio la gripe, o un pinchazo en las ruedas del coche, u otros problemas," respondí."La Ley no consiste en pretender nada, o en rechazar tus sentimientos verdaderos; consiste en transformarlos. Aprendes a rendirte cambiando tu perspectiva." La santa pausó unos instantes, como si buscara las palabras adecuadas. "Míralo de esta forma. Si hicieras atletismo, tu entrenador podría darte un premio un día y después ordenarte un entrenamiento durísimo. Tú podrías aceptar – incluso apreciar – todo esto como parte de tu entrenamiento. Bueno, lo mismo se cumple en la vida diaria. El Espíritu Santo es tu entrenador, viajero, y la vida es tu entrenamiento. Entonces, yo te pregunto, ¿qué pasaría si pudieras ver una rueda pinchada o la gripe como parte de tu aprendizaje y crecimiento?""Bueno, sería mejor que lo mirara de esa manera. Pero nunca me he imaginado rindiéndome ante una rueda pinchada," bromeé.Sonriendo, la santa explicó, "En su sentido más puro, esta Ley te guía a rendirte al momento – a aceptar cualquier cosa que surja. No sólo implica aceptar las subidas y bajadas de la vida, si no también a aceptarte a ti mismo – tu cuerpo, tus pensamientos, y tus sentimientos.""¿Estás diciéndome que una vez aprenda a aceptarme a mí mismo y rendirme a cualquier acontecimiento que suceda, la vida se hará más fácil?""La vida continuará ofreciéndote retos y tests," dijo ella. "Pero cuando te tomes la vida relajadamente, incluso tus dificultades tendrán un aspecto placentero, como jugar a un juego lleno de retos o resolver un puzzle.""No puedo cambiar el sentimiento de que todo esto es mucho más fácil dicho que hecho.""¡Todo es más fácil dicho que hecho!" replicó ella. "Comienza por las cosas pequeñas. Cuando tengas un mínimo desacuerdo, acepta el punto de vista de la otra persona y mira qué pasa. Despréndete de los pequeños disgustos. Sigue las enseñanzas de Epitectus, una santa griega que aconsejó a sus alumnos, ´Aprended a desear que todo debe de ocurrir de la manera que ocurre.´"De todas las Leyes que he aprendido esta parece la más difícil," dije. "Es como si tuviese que dejar una parte de mí – mis deseos, valores, y preferencias."La cara de la santa brilló con luz propia mientras contestaba. "La Ley de la Rendición honora la santidad en cada alma con su propia chispa Divina. No tienes que dejar eso, viajero; sólo tienes que apartarte de tu propio camino. Rendir tu pequeña voluntad a una voluntad Superior no es una práctica común," continuó ella, "porque puede parecer mejor que hagas lo que prefieras. Esto es entendible. Pero la vida no siempre nos da lo que preferimos, por tanto nuestros deseos nos llevan a ataduras, ansiedad, y frustración. Seguir tu pequeña voluntad te llevará a una satisfacción temporal, pero no a una felicidad duradera. Cuando ves claramente que la vida no sólo consiste en obtener lo que quieres, sino también en aprender a querer lo que obtienes, alinearás tu vida con la Ley de la Rendición.""De hecho, ¿cómo se practica esta Ley?" pregunté."Comienza por preguntar en cualquier situación, ´¿qué es lo mejor aquí para todos los implicados?´ Esto puede significar orar por lluvia en una zona de mucha sequía, aunque tu propio techo tenga goteras. La verdadera rendición puede ser expresada en el sentimiento del corazón ´que no se haga mi voluntad si no La Tuya.´""Esto va a ser un gran esfuerzo para mí.""¡Un gran esfuerzo para cualquiera!" dijo ella, sonriendo. "Pero el esfuerzo es una parte de la vida. Comienza cambiando tu energía y atención a los deseos de esta voluntad más pequeña por la sabiduría de una voluntad Superior.""¿Estás hablando del deseo de Dios?""Ofrecer una oración ´Se haga Tu voluntad´ no requiere que creas en un Dios externo, sólo que tu hables desde tu corazón y te preguntes, ´Si un Dios sabio, adorable, compasivo me estuviera guiando ahora, ¿qué haría en esta situación?´ Después siente tu corazón, y escucha a tu Alma; sabrás qué hacer, y encontrarás el coraje y el corazón para hacerlo – porque el Espíritu de hecho realiza Su trabajo a través de ti, seas o no consciente de ello.""No estoy muy seguro de como comenzar," confesé."Simplemente ábrete a la vida al nivel que puedas. Con el tiempo acabarás practicando la rendición más y más profundamente hasta el punto que podrás abrazar las nubes de lluvia de la misma manera que harías con los placeres de un día soleado. ¡Y no olvides relajarte! La relajación es la manera que tiene el cuerpo de rendirse al momento, dejando ir ideas fijas de lo que debería pasar, para que puedas responder con frescura e inocencia a cada momento, sin juicio o expectativa."Justo entonces vimos al gato que me había enseñado la Presencia, sentado en una roca cercana. "Su majestad ha vuelto al trono" dije.La santa, por supuesto, vio esto como otro objeto de la lección. "¿Te has dado cuenta, viajero, de que los gatos persisten en ir a donde quieren?""Sí, me he dado cuenta," dije mirando hacia el gato."Pero si alguien está bloqueando su camino," añadió, "se sientan, se relajan, se olvidan y aprovechan la oportunidad para limpiarse las patitas. Poca gente ha aprendido el arte de rendirse tan bien como los gatos y los maestros de artes marciales.""¿Qué tiene que ver la rendición con las artes marciales?""Las artes marciales supremas, tal y como el agua, fluyen y son flexibles, sensibles en vez de rígidas o reactivas. Tales artes nos enseñan a estirar cuando nos empujan y a empujar cuando somos estirados, a mezclarse con las fuerzas de la vida en vez de gastar energía pasándolo mal contra ellas."Paró de hablar y miró hacia las montañas por unos momentos, entonces se giró hacia mí. "Hace tiempo en el Japón feudal, yo era una joven samurai, buscando el dominio de la espada. Entrenaba muchas horas al día, practicando cortes, defensa, y movimientos evasivos. Encontré un maestro que aceptó adiestrarme, pero no diría nada sobre mi técnica, insistiendo que era secundario. En cambio, él ponía énfasis en la importancia de renunciar a todo tipo ataduras, a la victoria, a la seguridad, o a los resultados deseados. Sólo el guerrero que podía dejar ir su yo inferior con sus deseos, miedos, y ataduras permanecería relajado y concentrado. En un duelo, rendirse a la muerte significaba sobrevivir; estar agarrado a la vida significaba perderla. ¿Lo entiendes? Esta Ley se puede aplicar a la vida y a la muerte. Cuanto más dejas ir las ataduras, más te expandes hacia una mayor libertad."Anticipando mi siguiente pregunta, la santa añadió, "Tener ataduras de rendición no necesariamente significa dar la casa propia o los bienes de la tierra; es un acto interno, un deseo de abrazar cualquier cosa que ocurra.""¿Cuándo, exactamente, esta Ley es aplicable en el día a día?"La santa rió. "¿Cuándo no es aplicable? Escoge cualquier circunstancia que tú normalmente rechazarías, evitarías, o resistirías; después ríndete a ella completamente, ponla en tu camino, y haz lo mejor de ella. Ríndete a tus impulsos más grandes mientras trabajas por un cambio positivo en tu mundo. Pero, como el gato, no gastes energías resistiendo circunstancias que no puedes controlar."Nos paramos para observar las montañas de debajo. La santa se sentó en la ladera sobre el césped, y yo le imité. Después, tranquilamente, casi con reverencia, continuó. "Admito lo difícil que es rendirse a la vida tal como aparece – a la avaricia, al dolor, a la injusticia en el mundo. Con el tiempo, de todas formas, verás a todo el mundo y todas las cosas como un aspecto del Espíritu Santo – aceptando con fe que a pesar de nuestras dificultades, todo en el Universo se está desarrollando como debe. La rendición es un acto de humildad, una aceptación de que la vida es un misterio cuya profundidad la mente no puede desentrañar. Como escribió Isaac Bashevis, ´la vida es la novela de Dios; deja que Dios la escriba.´"Yo te puedo prometer esto, viajero," ella concluyó. "La Ley de la Rendición te enseñará el camino a un estado natural de gracia, abriendo las puertas a una Fe floreciente, llevándote a la comprensión de la unidad esencial entre tú y todos los seres – una conciencia tan profunda que acelera tu evolución y te catapulta al camino del verdadero potencial humano, hacia una realidad Espiritual mucho más auténtica y profunda que el mundo material."

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